miércoles, 11 de julio de 2012

Mis estimadas:

 Hola, hola! Todo bien? Solo quería decirles, para las que no lo saben... Y para las que si, si quieren leer, mi otra nove... No va tan avanzada como esta, pero igual la escribo! Lean lean por fa y comenten y dejen sus críticas! http://andeverywherebeat.blogspot.com/ De verdad, ustedes saben, acepto criticas y consejos! Espero lean y les guste!!

 Gracias!!

viernes, 6 de julio de 2012

Cap. 50 ''Girl''



  No sabía a donde me llevaban mis pies, solo caminaba. Estaba harta de los desprecios de Harrison,  y ya que el estaba solo en la casa, no me quedaría allí con el. 
  La tarde estaba bastante bonita, amaba cuando el viento ondeaba mi ropa y mi cabello y me provocaba escalofríos... Amaba el frío.
  -Disculpa... -Escuché una voz a mis espaldas. -¡Disculpa! -Volvió a insistir, di media vuelta y me encontré con una linda muchacha de ojos verdes, rubia y con una bonita sonrisa.
 -¿Si? -Le respondí. La muchacha algo agitada logró llegar a mi lado, respiró, me sonrío y me preguntó:
 -¿No sabes por donde queda la Royal Ballet?
 -¿Royal Ballet? ¿La Academia? -Inquirí.
 -Si, la Academia de Ballet...
 ¡No! ¿En serio?
 -Si, mira... -Miré hacia la calle intentando darle la dirección, pero no era algo que se me daba muy bien- Escucha, no tengo nada que hacer -Dije mirándola- Si quieres te puedo acompañar, no se me da muy bien dar direcciones.
 -Te lo agradecería mucho. -Sonrío la chica, yo correspondí- Soy Candy Liberman. -Se presentó mientras caminábamos. Algo en ella, en su mirada, me  recordaba a Pattie, pero no, eso sería ser prejuiciosa. 
 -Jimena Beckenhamm... -Le respondí sonriendo. 

 La guié hasta la Academia, era amable y muy dulce, quizás mucho para mi gusto, pero me cayó bien. Lo que yo no sabía en aquel momento, era que ella cambiaría el rumbo de mi vida. 
  Me parecía tan extraño, todo realmente parecía haber sucedido el día anterior, pero no... Habían pasado tantos años, quizás Candy no recordaba lo que había causado, quizás si, pero no era tan importante para ella, como lo era para mi. Estaba segura de que ella no era consciente ni nunca lo había sido, del dolor tan profundo que me había causado, que desgarraba mi cuerpo hasta llegar a mi corazón y lo exprimía hasta eliminar todo rastro de felicidad. Nunca nadie entendería mi sentimiento, mucho menos aquella linda bailarina que se había convertido en una cercana amiga. 


 Miré la hora, aún faltaban cuatro horas para la cita que tendría aquel día. Había salido muy pronto de mi departamento, pero ¿y que?, al fin de cuentas, yo era solo una vieja solitaria, no tenía nada mas que hacer. Ya había trabado en las obras que se estarían exponiendo al día siguiente. Me puse en pie y crucé todo Central Park, hasta llegar al restaurante que quería. Busqué una mesa algo apartada del resto y me senté. Solo pedí un café, no tenía apetito.
 Mi atención se centro en dos jóvenes, dos muchachas. Una pelirroja y otra rubia, las dos reían, la alegría se reflejaba en sus miradas, en sus expresiones... Se veían felices. Entonces recordé...


......................


  -¡¡JIME!! -Gritó desde lo que parecía ser la sala de estar.
  -!¿Que sucede?! -Respondí, sin levantar la vista de mi libro.
  -¡¡Ya llegó tu amiguita!! -Volvió a gritar Ringo, reí por lo bajo al escuchar como se refería a aquella chica. Bajé rápidamente, era la primera vez que ella vendría, ya sabía que yo vivía con aquellos famosos chicos , se lo había dicho hacía unos días. La pobre no podía creerlo, incluso sabía que antes de entrar a nuestra casa, aún lo dudaba. Quería ver su reacción ante Ringo Starr.

  -Siéntate, Candy... -Decía la voz de Ritch.
  -Gracias. -Respondió la otra, con un tono coqueto.
  -¡Hola, hola! -Saludé al terminar de bajar las escaleras sonriendo. 
  -¡Jime! ¡Hola! -Sonrío. 
  -Lo siento, estaba leyendo. -Me disculpé.
  -No te preocupes. Estaba charlando con tu amigo. -Dicho esto miró a Ringo con coqueteo, quien estaba sentado leyendo el periódico, el levantó su vista y sonrío tímidamente. Un incomodo silencio invadió la sala.
  -Estee.. Bien. -Dije- ¿Quieres algo de tomar?


 Aquella tarde charlamos mucho, Candy me caía muy bien, aunque siempre había algo en ella que me incomodaba... Quizás su forma en ver a todos los hombres, la manera en que dejaba de respetarse solo por un chico, y la necesidad que tenía hacia ellos. Además de su superficialidad, algo que me chocaba en muchas ocasiones, pero la mayoría del tiempo nos llevábamos muy bien. Muchas veces mas ella vino a mi casa, o yo a la de ella. Además, fui a verla bailar en una que otra presentación. Era realmente buena.


 -...Y por eso dejó de hablarme. Han pasado cuatro meses desde que sucedió eso.
 -Vaya.. -Fue lo único que logró decir Candy, cuando terminé de decirle el por qué, del que George Harrison no me hablara. -Y ¿Aún son novios, el y la chica?
 -Así es -Asentí después de darme un bocado del estofado que había dejado Paul- Ella actuó en la película, es una de las colegialas. A veces viene, pero creo que George evita que nos veamos, para evitar los problemas. En algún momento quiso algo con John, en realidad a querido con los cuatro. Pero creo que los tres han respetado mucho el hecho de que sea la novia de George... El la quiere, eso lo sabemos todos... Quizás la ama.
 -Buenas, señoritas... -Interrumpió una nueva voz.
 -Hola, señorito -Respondí- Gracias por el estofado, estaba delicioso. -Le dije a Paul, mientras me daba un beso en la frente
 -Con gusto. Hola Candy... -Saludó cerrándole un ojo. Ella solo sonrió, como solía hacerlo cuando estaba frente a Paul.
 -¡¡HOLA CARIÑOS!! -Mi corazón se sobresaltó al escuchar esto a mis espaldas, no solo por el repentino grito, si no porque sabía de quien era aquella voz, distorsionada y esforzada.
 -¡Hola Johnny! -Saludó Paul con una forzada y exagerada sonrisa.
 -A ti no, imbécil, te he visto todo el maldito día. -Candy me miró risueña, yo le devolví la sonrisa con fingida desaprobación. -Hola Candy. -La saludó John primero con la mano. -Hola-Dijo dándome un rápido beso.
 -Hola, John... -Respondí. Tomó un banco y se sentó junto a mi. 
Siempre he notado detalles, que otras personas no logran notar, cosas que para los demás pasan desapercibidos. Para mi no, quizás soy demasiado observadora. Pero eso me ocasionaba mas dolor del que debería la mayoría de las veces. Los ojos de Candy no dejaban de mirar a John, cada una de sus estupideces, de sus groserías, ella reía por todo lo que el hacía... Le daba demasiada importancia. Quizás solo era yo, y mi paranoia. Candy, por mas necesitada que fuera algunas veces, jamás me jugaría sucio, estaba segura. Se estaba convirtiendo en mi mejor amiga, y yo en la suya.


 .........................................


  La noche se cernía en Londres, una estrellada y fría noche. Bajé al baño a lavarme los dientes. La casa parecía estar sola, pero en realidad todos estaban durmiendo. O al menos eso parecía... Paul había llevado a una chica a la casa, lo que me disgustaba. Sabía que las utilizaba, era lo que mas odiaba de McCartney. Así que se había ido para un hotel con ella, o al menos esa era la versión de Richard, para no tener problemas conmigo y no fastidiarme. Harrison, estaba encerrado en su habitación, durmiendo o no, no me importaba. Y John se había dormido en su habitación después de haber comido.
 Me miré en el espejo mientras me recogía el cabello en un moño, algo despeinado, como siempre... Suspiré al terminar y apoyé los codos en el lavabo, mientras el agua salía del grifo y me humedecía las manos, me sentía mal, no me sentía realizada, había fracasado como modelo, y ahora que lo pensaba... No era exactamente lo que quería como profesión. No había vuelto a trabajar y eso me estaba frustrando. 
 Un par de manos se ciñeron a mi cintura. Me incorporé y me volteé.
 -Pensé que ya estabas dormida... 
 -No puedo dormir. -Sonreí, intentando disimular el vacío que tenía por dentro.
 -¿Estas bien? -Me preguntó John.
 -Estoy bien. -Aseguré, mirándolo a los ojos. Nos regalamos la mirada por unos segundos, que me parecieron una eternidad.
 -¿Quieres dormir hoy conmigo?
 -Me encantaría. -Asentí. John colocó una mano junto a mi rostro y me besó dulcemente, apenas colocando sus labios sobre los míos y casi con cuidado, mientras su otra mano, en mi cintura, me acercaba suavemente, cada vez mas a su cuerpo.
 Bajamos a su habitación, mientras el me abrazaba por detrás y besaba mi cuello, causándome extrañas corrientes por toda la espalda. Al entrar a la habitación, me desvistió con ternura, sin dejar de besarme, y convirtió la noche en una de las mejores de mi vida.








PD: Hola! Espero estén bien. No me gustó mucho este capítulo, pero va a ser importante para el resto de la historia. Se cuidan. Opinen y si tienen críticas se los agradezco.



domingo, 1 de julio de 2012

Cap. 49 ''Los buenos días''

Tu me recuerdas a mi hija, quizás no me creas pero... -Suspiró- Ella se llama al igual que tu... Se llama Jimena. Y el hombre con el que vivía.. El era de apellido Beckenhamm. -No podía creerlo, la miré desconcertada- No estas obligada a creerme, es una locura, lo se... Pero es demasiada coincidencia. 

 -¿A-A que se refiere? -Le pregunté con el corazón acelerado y sin saber muy bien el porque.

...


  Quizás allí había comenzado el cambio en mi vida... 

   -Disculpe Señora... -Dijo una voz junto a mi. Una joven esbelta se me había estado acercando mientras yo divagaba en mi pasado.
   -¿Si? -Respondí. La muchacha me miró un poco dudosa. Tenía la piel pálida, su cabello tenía cierto aire rojizo, los ojos rasgados y oscuros miraban mi cara sin poder creerlo.
   -¿Es usted Jimena Beckenhamm? 
   -Oh.. Si, si.. Soy yo -Le dije intentando sonreír. Miré su vestimenta, vestía extraño y original, su aire artístico lo llevaba impregnado mientras una larga enagua ondeaba sus tobillos, adornados por una pulsera que hacía juego con las sandalias baratas. Me recordó a mi.
   -¡Cielos! Es un placer -Dijo tendiéndome una mano- Soy estudiante de Arte y una gran admiradora suya.
   -Me siento halagada. -Respondí, con aquella indiferencia que me había acompañado por tanto tiempo.
   -Bueno,  disculpe la molestia... -Agregó la joven- Hasta luego.
   -Hasta luego... -Me despedí. La joven se fue y la vi como se reunía con lo que parecía ser su novio, un muchacho de su misma estatura, de lentes y curiosa sonrisa. Los miré hasta que desaparecieron entre la gente y árboles.
   
 ¿Cuanto tiempo mas duraría aquella linda pareja? ¿Una semana? ¿Un mes? ¿Dos años? ... No lo sabía, pero si de algo estaba segura era de que vivían, al igual de como había vivido yo, en un sueño... Un sueño que en algún momento tendría que acabar... De cualquier manera.







 Estaba en mi cama, mientras escuchaba en la radio el nuevo éxito del ''Gran Bob Dylan'', parecía increíble que yo, aquella chica de cabello desordenado, hubiera sido encontrada por cuatro jóvenes que se fueran a hacer famosos tiempo después, haber vivido con ellos, haber salido con Bob Dylan, después de haberlo conocido extrañamente y ahora salir... O bueno, tener una extraña relación con John Lennon. Si, esas cosas definitivamente no le suelen pasar a las personas normales... O si?


 -¿Puedo pasar? -Dijo una voz al otro lado de la puerta. Puse los ojos en blanco, pero no contesté, seguí jugando con un hilo de la almohada.
 -Jimena, yo se que estás ahí, dime que puedo pasar, o si no paso si tu permiso.
 -¿Por qué no te comés una buena tonelada de mierda? -Susurré y me volteé hasta hundir mi cara en la almohada.
Entonces la puerta se abrió y se volvió a cerrar, escuché como él se acercaba.
 -¡Vete! -Intenté gritar, pero mi voz se perdía entre el algodón y la tela de la almohada. La cama se bajó un poco, consecuencia de que el imbécil se sentara junto a mi, como si nada... Me enfurecí y bufé aún con la cara tapada. Entonces sentí unos leves golpecitos en el hombro... Los ignoré, hasta que me tomó por la cintura y me acercó a el, que ya se había acostado junto a mi.
 -Ya no peleemos, porfa... -Me susurró al oído. Cerré los ojos y no respondí, pero me tomó por los hombros y me volteó hasta quedar frente a el, que estaba sonriendo.
 -¿Me perdonas? -Me preguntó, mientras hacia caritas patéticas.
 -Que conste que no lo hago por esas ridículas caras... -Dije algo tajante pero sonriendo.


La noche calló sobre nosotros, quienes estuvimos abrazados largas horas mientras reíamos y hablábamos de cualquier tema que se nos pasara por la mente. Después de risas y besos, mis parpados comenzaron a pesarme.


 -¿Tienes sueño?
 -Un poco. -Respondí susurrando mientras cerraba los ojos.
 -¿Linda?
 -¿Si?
 -Te quiero demasiado... -Susurró.
 -Y yo a ti.
 -¿Linda? -Volvió a susurrar, ahora un poco cohibido.
 -¿Que pasa?
 -Te amo demasiado. -Dejé que aquella declaración se filtrara en todo mi cuerpo y mi corazón la sintiera suya. Sonreí y tomé su mano con fuerza mientras me acercaba cada vez mas a su rostro.
 -Yo también te amo demasiado. -Le respondí a John.
 No era como esas veces donde dices amar a alguien, mientras en realidad no sabes si de verdad es lo que sientes, o si es solamente un cariño muy fuerte. Sabía que lo amaba, y que si tuviera que dar la vida por alguien en el mundo, sería por él. Sabía que las palabras que decía no se las llevarían el viento, sabía que no solo eran palabras, era mas.
 Cada milímetro de mi cuerpo tocaba el suyo, o al menos así lo sentía yo, era como si fuéramos solo una persona, era olvidar lo demás, y pensar que lo único que quería en ese momento era a ese muchacho de linda sonrisa. Lo amaba, no había duda, lo que sentía en aquel momento no tenía nombre, era meramente espiritual, no habían palabras para describirlo, era mas fuerte que cualquier droga, que cualquier satisfacción, superaba todo mi orgullo, mi dignidad, mi moral, mis esquemas, mis temores, mis límites, mis ideales e ideas, superaba mi mundo entero. Como si nuestros físicos y todo lo que nos rodeara dejara de importar. Como si solo el otro importara, ni siquiera yo importaba en aquel momento, como muchos otros que se dieron.
  Hubiera jurado que cuando el me decía que me amaba sentía lo mismo que yo... O ¿acaso lo sentía pero de un pronto a otro aquel sentimiento tan fuerte y espiritual había desaparecido? ¿Como era eso posible? ¿Como algo que supera todos los límites que te haces en la vida, puede desaparecer y desplomarse en abrir y cerrar de ojos por el físico de otra persona o un supuesto gran parecido que no tenía conmigo?


 Pero yo en aquel momento no pensaba que nada de aquello fuera a pasar, jamás lo hubiera imaginado, si no, hubiera desaparecido de su vida y a el de la mía, para que mi corazón no se enamorara tanto de el, y después el golpe no fuera tan fuerte, en aquellos momentos solo pensaba en John, en lo que me provocaba su presencia. Dejé que mis ojos se cerraran mientras sentía como sus dedos acariciaban suavemente mi cabello.



  El sol me aturdía y mis pies estaba helados, al parecer me había quitado la cobija en la madrugada... No, si John había dormido conmigo, probablemente ambos habíamos hecho que nuestro único abrigo no nos cubriera en lo mas mínimo por las patadas, y el no quedarnos quietos mientras dormíamos. Si, siempre nos pasaba, era normal.. Sonreí y abrí los ojos, para después voltearme suavemente. John aún dormía profundamente.




PD: Hola. ¿Que tal? Espero que estén bien. Gracias por leer, como siempre. La verdad quiero disculparme, porque he intentado poner muchas de mis emociones en estos capítulos, y me está costando mucho escribir, y al mismo tiempo la historia fluye bastante. Pero no quiero que se desvíe lo que he tenido pensado desde que comencé a escribirla.  
 Esté capítulo, tal vez lo encuentren un  poco confuso o aburrido, no se... Para mi tiene mucho significado, pero yo fui la que lo escribí, ustedes son las que leen, y las importantes. Por fa, díganme que piensan de todo esto y se los voy a agradecer. 


 Andrea